Por eso, de tan cínicos como éramos, enviamos esa carta que decía:

Y eran tan cínicos que la estaba volviendo cínica a ella también.

En tiempos tan cínicos como los que vivimos es un don.

Existe una extraña justicia poética que impide que cálculos tan cínicos acaben en éxito.

Señora, tú y yo somos tan cínicos entre nosotros como con relación al mundo.

Era una expresión anticuada y absurda ante tipos tan cínicos.

Igual que los abogados, aunque no tan cínicos.

Fueron tan cínicos que cuando ya habían saqueado todo, se despidieron con las buenas noches .

Y son tan cínicos, sinvergüenzas, caras de palo; que ensayan respuestas bien tontas para justificar lo actuado.

Su solicitud resultaba extrañamente confortadora; parecía casi imposible que sus modales hubieran sido tan cínicos poco antes.

Últimamente el mundo estaba lleno de chalados, y los periodistas eran tan cínicos como el que más.

Por su parte, el cuerpo estudiantil se componía casi por completo de jóvenes tan cínicos como antirreligiosos.

Sin embargo, jamás habría creído que se hubieran vuelto tan cínicos y hubieran incluso empezado a matar.

Como los abogados, aunque no tan cínicos.

La afirmación de Coffrey no fue puesta en entredicho ni siquiera por aquellos hombres tan cínicos e insensibles.

Los niños no son tan cínicos.