Yo no era tan ducho como Wolfe en el arte del disimulo.

Además de ti, no conozco a nadie tan ducho como ella.

En cambio, no era tan ducho en el arte de ocultar sus sentimientos.

Ni por asomo era tan ducho como yo en esa clase de fingimientos-

Naturalmente, él le cuenta una de esas mentiras en las que es tan ducho.

En ese momento, yo no era tan ducho en las cosas de la vida.

Me parece muy joven para ser un agente tan ducho.

Y a las mil argucias en las que tan ducho suele ser el tirano.

Era tan ducho en materia de racionamiento que Edwina podía ofrecernos tés a gran escala.

Y un niño llamado Vova se mostró tan ducho en política que llegó a exclamar:

Aunque si sois tan ducho con la espada como con la pluma, puedo irme a dormir tranquilo.

Esas palabras fulminaron al buen hombre, que no era tan ducho en leyes como en asuntos de comercio.

Ahora bien, a un hombre tan ducho en la observación le pareció excesivamente distante y ajena a todo.

Entonces Lekobide comprendió que aquel forastero tan ducho en las artes de la guerra era un enviado providencial.

Pero ahora estaba solo y no era tan ducho como su progenitor a la hora de encontrar piezas.

No obstante, Chutsky parecía un fajador tan ducho, que hasta ese pequeño placer nos iba a ser negado.