Era tanrocambolesco y patético que no se podía ni describir.
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Jude era en realidad el candidato ideal para que algo tanrocambolesco le sucediera.
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Era tanrocambolesco que ni Clara ni Bertrand le habrían dejado proseguir con él.
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Era todo tanrocambolesco y sombrío que resultaba imposible interpretarlo con una mínima coherencia.
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Pero no hace falta invocar un ejemplo tanrocambolesco como el de nuestro amante fugitivo.
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No quiero verme mezclado en un asunto tanrocambolesco.
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No sería impropio de Robert Cambourne, se dijo con ironía, organizar un recibimiento tanrocambolesco.
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No acierto a entender por qué guardaría de este modo tanrocambolesco el cuaderno de otro médico.
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A mí no me parece tanrocambolesco.
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Por un momento, Antípatro se quedó desconcertado ante el hecho de que Justina pudiera salirle con algo tanrocambolesco.
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Lo que me llamó la atención del asunto es que todo en él resultaba tanrocambolesco que no parecía cierto.
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Los hechiceros se quedaron callados, como si tratasen de buscar alguna respuesta para tanrocambolesco enigma, pero no se les ocurrió nada.
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Aceptémoslo, aquel caso era tanrocambolesco que cabía contemplar cualquier supuesto, pero aquélla era la teoría más improbable que había oído hasta entonces.
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La lógica vigilancia que unos y otros observaron sobre el Presidente en los días que siguieron a tanrocambolesco suceso, pronto se relajó.
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Además, el cuatro pistas quedaba a una distancia imposible, era un rumor tanrocambolesco e increíble como el helado de cucurucho, como Manhattan.
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Sin embargo, su inexpresiva cara me hablaba de cuán verdad, al menos para él, era aquello tanrocambolesco que me acababa de revelar.