Extrañamente, ahora que por fin había llegado, el momento decisivo no resultó tan tremebundo.

O quizá no se atreva a decir algo tan tremebundo.

Aquello tan tremebundo y tornadizo que los demás tanto temían era, sin embargo, mi razón de vivir.

Charles se alegró de que el teniente primero no fuera tan tremebundo como le había parecido al principio.

En el pasado, los únicos símbolos que inspiraban un pavor tan tremebundo eran los signos de la peste.

Somerset ofrecía un espectáculo tan tremebundo como su montura, empapado de sangre yorkista, gritando incoherencias como un demente.

No era cuestión de, antes de irnos a la cama, sacar a relucir algo tan tremebundo que nos desvelaría toda la noche.

¿Qué estaba ocurriendo, qué era aquello tan tremebundo que no terminaba de localizar?

-Todofue tan tremebundo, que preferimos hacerlo en privado.

-Porquese había metido en un lío tan tremebundo que tenía que desaparecer, literalmente, de la faz de la tierra.