Era tan vivaracho y delgado, como el presidente era grueso y pesado.

Sería agradable que un tipo tan vivaracho manejara el auto de uno.

Keith era tan vivaracho que resultaba difícil ser brusca con él.

Jamás me has parecido tan vivaracho ni tus ojos han brillado con tanta alegría.

La bestia que la acompañaba era un cuervo, tan vivaracho y travieso como ella.

Se entrevistó con el párroco, el padre Buffon, un anciano tan vivaracho como parlanchín.

Tenía algo tan vivaracho y tan cautivador que fui incapaz de reprimir la sonrisa.

Hacía mucho que Victor no estaba tan locuaz, tan vivaracho.

Fue tan terrible ver morir a Neil, un chico tan fuerte y tan vivaracho.

Uno de los pasatiempos que más entretenían a ese niño tan vivaracho era gastar bromas.

Era sorprendente que el anciano se mostrara tan vivaracho, a su edad y a aquellas horas.

Era tan vivaracho como Pete y se parecía mucho a su primo, aunque medía unos centímetros menos.

Mariquilla volvía, al fin, a casa, aunque no con el carácter tan vivaracho con el que había marchado.

Y mañana no sería tan vivaracho.

Tenía más de setenta años y era calvo, barrigudo, bizco y tan vivaracho como una castaña en el fogón.

Entra corriendo en la habitación, tan lleno de energía, tan pequeño y robusto, tan vivaracho, mi pequeño, mi corazón.