Quedó alerta, deslizando con suavidad la mano bajo la almohada para tocar la daga.

Tuve la precaución de no cambiar la posición del cuerpo y de no tocar la daga.

Y para eso necesitamos la ayuda de un mago -volvióa tocar la daga de Tym-

Deslizó la mano por debajo de las almohadas hasta tocar la daga desenvainada que guardaba allí.

Al tocar la daga con sus dedos, la mano le tembló, pero necesitaba sentir el frío acero contra su piel.

Regis no comprendió, al tocar la daga, que solo se viera uno de los gavilanes de jade con forma de serpiente.

Con todo su inmenso control, que había desarrollado en las solitarias sendas de las estrellas, combatió el deseo de su mano de tocar la daga.

Alysson tocó la daga que ocultaba bajo la túnica y sintió un escalofrío.

Deslizó la mano debajo de su capa y tocó la daga.

Estaba dispuesta a ignorarlo por completo hasta que tocó la daga de piedra.

Instintivamente, la mano de Entreri tocó la daga que llevaba sobre la cadera.

Fue Lucio el que contestó, tocando la daga que colgaba de su cinturón.

En cuanto Abbás tocó la daga, sus cejas se arquearon en señal de sorpresa.

En cuanto tocó la daga, su hoja comenzó a brillar.

Su mano tocó la daga y en un segundo su mano aferró la empuñadura.

A veces lamentaba haber tocado la daga que los creaba.