1
Se sentaba en la plaza en un tablado, y comenzaba a tocar la mandolina.
2
Alguien que también pudiera tocar la mandolina si el príncipe Enrique necesitara entretenimiento musical.
3
Era de presumir que no había sido feliz: no había vuelto a tocar la mandolina.
4
También era un placer oírla tocar la mandolina.
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La del traje de terciopelo era bohemia y sabía echar las cartas y tocar la mandolina.
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Es decir, más específicamente, una chica con algunas aptitudes para el canto y para tocar la mandolina.
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Y así fue que, antes de saber leer y escribir, yo ya sabía tocar la mandolina, y bastante bien.
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Tenía rulos negros y ojos ardientes, y podía con igual destreza tocar la mandolina y seducir a las muchachas.
9
Lo que también le llegó apasionar fue tocar la mandolina, un instrumento musical parecido a la guitarra pero de menor tamaño.
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Un cantor de Inkarra empezó a tocar la mandolina en la parte trasera del salón, practicaba para el público que se reuniría más tarde.
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El señor Mackenzie acababa de tener unas palabras con un sucio viejo que se había empeñado en tocar la mandolina junto a su oído.
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Samuel me ha confiado que a veces le oye tocar la mandolina en la despensa cuando cree que se han ido todos los clientes.
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Un día, mucho tiempo atrás, su abuela le dijo: No sé por qué, pero después de la guerra, Stephen jamás volvió a tocar la mandolina.
14
Muchos violinistas tocan la mandolina porque se afina igual que el violín.
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Un viejo caminaba pegado al bordillo de la acera, tocando la mandolina.
16
Claro de luna: ya está ahí la luna tocando la mandolina.
