1
Sonrió, le puso en la cabeza una mano todavía manchada de pintura.
2
Empuñaba la doble hacha de batalla, todavía manchada con la sangre de Maurice.
3
La mano izquierda, todavía manchada de estiércol seco, le colgaba inerte.
4
La recibió en la cocina, todavía manchada de harina y sudada.
5
Y después miró su mano todavía manchada con su semen.
6
Había algo de madera de derribo, todavía manchada de cemento.
7
Estaba azul y mohosa, todavía manchada de un rojo amarronado por las costuras inferiores.
8
Él miró fijamente la palma, la herida encarnada y redonda, todavía manchada de ceniza.
9
Apoyada en la trinchera estaba la camilla todavía manchada con la sangre de Marangoni.
10
Dijo con una voz ronca, todavía manchada de sueño:
11
Estaba inmunda, todavía manchada en la parte de abajo.
12
Neliah alargó la mano, todavía manchada de fango.
13
Me miro la mano, todavía manchada de sangre.
14
Allí me encontró Adalberto, quien me pinchó con la punta de su espada todavía manchada en sangre.
15
Estoy llorando delante de mi profe de historia y filo, con la boca todavía manchada de helado.
16
Ahora colgaba de la pared, prolijamente enmarcada, todavía manchada de sudor y barro, los lubricantes de todo combate.
