Los juglares recorrían el salón, cantando las baladas y tonadillas más recientes.

Y hasta una guitarra griega vino a decir sus tonadillas constipadas y melancólicas.

En aquellos tiempos, ya había interpretado tonadillas en el Teatro Apolo.

Todavía canta tonadillas encomiando las virtudes de barnices para muebles, lejías y aspiradoras.

Resonaron los taconazos, las tablas crujieron, se tararearon tonadillas y las parejas giraron.

Tristes tonadillas de pájaro silvestre, tan buenas como la de cualquier cantante callejero.

Se trata de tonadillas blandas, de creaciones informes que hacen pensar en una ciénaga.

Yo empiezo a tararear cien tonadillas y no termino ninguna.

Aquella Ada de las tonadillas españolas se estaba convirtiendo en la gran estrella nacional.

En las calles los niños cantaban villancicos y tonadillas patrióticas.

Benditos sean los eructos aliviadores de la cargazón que originan sus versitos y tonadillas.

Raymond le cantó algunas tonadillas blues y Tallulah cayó rendida.

Sobre todo, esas tonadillas encanalladas, de letra grotesca, eran las que más le gustaban.

Empecé a tararear las tonadillas que yo conocía y el tiempo se pasó volando.

Gidoin negó con la cabeza, tratando de recordar otras tonadillas.

Había sin embargo, un ala de conservadores que mejoraba el procedimiento de composición de tonadillas.