Quizá una vez, para tornar el té, como antiguos colegas de trabajo, pero nada más.

Bueno, no se puede evitar, tendría que haber tiempo para tornar el té, al menos.

Le escribí anunciándole mi regreso y le rogué que fuese a tornar el té conmigo.

Era de nuevo una niñita en Lexington, muy lejos, jugando a tornar el té con sus muñecas.

Mientras esperaban a que el gran hombre se reuniera con ellos a tornar el té no dejaba de pensar si se le había olvidado algo.

Quizá, la leche de ese coco... De todos modos, tornaremos el té, ¿queréis?

¿Os apetece tornar el té conmigo esta tarde, a eso de las seis?

Tornaré el té en el colegio -añadió Nan, tocándose al mismo tiempo el bolsillo para ver si tenía la caja de cirugía.

Me enteré entonces que los Derwent (marido y mujer, usted entiende, señor) habían tornado el té con Keating la tarde del lunes.

Mientras tornaban el té y la cerveza de cebada, oyeron palabras tranquilizadoras sobre lo que ganaría el Tibet uniéndose a la gran República del Pueblo.