1
De igual modo que, al parecer, lo aprendieron las demás tribus israelitas.
2
La primera, de carácter histórico, describe sumariamente la instalación de las tribus israelitas en Canaán.
3
Después, llegaron a Israel, donde se encontraron con las tribus israelitas que adoraban al dios Él.
4
No podía ir hacia el oriente, donde algunas tribus israelitas mantenían guerras que ya duraban dos generaciones.
5
Así pues, se inician una serie de campañas militares contra Babilonia, que estaba comandada por las tribus israelitas.
6
En ese desplazamiento, las diez tribus israelitas del norte encontraron acogida en la ciudad del templo de Salomón.
7
La bendición a las tribus israelitas sirve de ocasión para trazar un breve retrato de cada una de ellas.
8
Camino de la Tierra Prometida, algunas de las tribus israelitas acabaron en Egipto, donde fueron esclavizadas por los faraones.
9
Las tribus israelitas se encuentran aisladas unas de otras, sin un gobierno central que pueda asegurar una firme cohesión interna.
10
Las tribus israelitas aprovecharon rápidamente el hecho de que la tierra situada al norte del Arnón estaba sumida en el caos.
11
En realidad, no habían hecho sino prolongar, a través de los siglos, las lamentaciones de las tribus israelitas caminando hacia Canaán.
12
Esta cifra es bastante discutible, pero la tradición posterior la aceptó por estar en consonancia con el número de las tribus israelitas.
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No dice que los israelitas atacaran a los amonitas, un pueblo hebreo, pero en su territorio pronto se asentaron las tribus israelitas.
14
La ciudad elegida es Jerusalén, una antiquísima plaza fuerte cananea, que no pertenecía ni debía lealtad a ninguna de las tribus israelitas.
15
Después de su llegada a Canaán, las tribus israelitas tuvieron que afrontar una larga lucha para afianzar su dominio sobre los territorios ocupados.
16
El sacerdote recoge su cuerpo, cortado en doce trozos, y envía una parte a cada una de las tribus israelitas, exigiendo venganza contra la ciudad.
