Era un trompetista negro; su puerta ni siquiera estaba cerrada con llave.

Iba sacudiendo la cabeza: aquel trompetista negro sorprendentemente joven le estaba trastornando.

No había esperado mi segundo encuentro con el trompetista negro.

Y encima, aún me merodeará la aprensión de si una vez hubo un trompetista negro que fue a la luna.

Algunos dicen que también era aficionada a la música... hasta el extremo que se encaprichó de un guapo trompetista negro de jazz.

La semana anterior, me había pasado por el funeral de un amigo de Cokie, un trompetista negro llamado Bix que vivía en el Barrio Francés.

Un par de trompetistas negros y un batería blanco se pusieron a tocar algo.

-Unaseñaló con la boquilla larga del cigarrillo a un sudoroso trompetista negro-

-Unode los más grandes trompetistas negros del país.