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Consideremos también su porte, postura y vestimenta, que son vanidad de vanidades.
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Todo era para él vanidad de vanidades y aflicción de espíritu.
3
A sor Carlotta le gustaba citar aquello de vanidad de vanidades, todo vanidad.
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O, para utilizar una expresión de mi época: vanidad de vanidades, todo es vanidad.
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Pero aquella vanidad de vanidades le alegraba y le emocionaba.
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Y si eso es el hombre, entonces es cierto que todo es vanidad de vanidades.
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Por lo tanto, es vanidad de vanidades.
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El futuro sería el tribunal postrero, pero ¿no era esta la mayor vanidad de vanidades, tratar de asegurarlo?
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Fue el primero en descubrir que nada tiene sentido, que todo es vanidad de vanidades y solo vanidad.
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El resto es vanidad de vanidades.
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Simplemente estoy atravesando una mala racha: aburrimiento, indiferencia, vanidad de vanidades, todo verdor perecerá, ese tipo de cosas.
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Y el Elíseo, ¡ vanidad de vanidades!
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Después de todo, y aunque nunca había gustado de blasonar, vanidad de vanidades...
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Ya no decía " vanidad de vanidades" sino:
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Todo es vanidad de vanidades.
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Pasaban conmiserativos y robustos en la fe de que aquello sí que era la vanidad de vanidades del libro sagrado.
