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Y también en una taberna, en esta ocasión dedicada a vender empanadas.
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Una mente capaz de vender empanadas de pesadilla también podía vender sueños.
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Siempre había mesones para vender empanadas, longanizas, tamales, sidra y cerveza.
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Ya había tenido mi parte, así que me dediqué a fabricar y vender empanadas.
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Que así me tocara vender empanadas, lo que fuera, porque yo no lo volvía hacer.
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Eso nos ayuda enormemente y habíamos comenzado a vender empanadas para tratar de vivir algo mejor.
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Ahora no solo es la migración a otros países, sino al comercio informal, prefieren vender empanadas, expresó.
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No he obligado a nadie a vender empanadas, rellenas o gaseosas, para sufragar gastos de ningún directorio.
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Nosotros no estamos dispuestos a vender empanadas.
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Mi papá falleció de cáncer y ahora solo me queda mi mamá, que suele vender empanadas frente a mi casa.
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Otro familiar contó que la señora salía a vender empanadas, pastelitos y otras cosas a la calle del caserío para subsistir.
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Un joven venezolano construyó un carro para vender empanadas y pastelitos en las calles de Cúcuta, Colombia, que funciona con energía solar.
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Además, el hambre le hizo estirar el tiempo para poder vender empanadas de frijol y de leche y así conseguir unos centavitos.
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Desde los grandes palacios vacíos, los ilustres patriarcas de Sucre envían a sus sirvientes a vender empanadas a las ventanillas del ferrocarril.
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Me distraje con las banderas que colgaban de los balcones, los graffitis, las mujeres que se habían puesto delantales auriazules para vender empanadas.
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Por la tarde va a la escuela en el 5.º grado y luego, al volver sale a vender empanadas que yo le preparo.