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Un fenómeno esencial de la vida berlinesa de entonces eran los mecenas.
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La Giesebrechtstrasse alojaba una amplia variedad de la vida berlinesa.
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Y su segunda vida berlinesa también era diferente.
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Algo que no era del agrado de Maria von Braun, acostumbrada a la animada vida berlinesa.
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Pero Salomón abandonó muy pronto a su patrono y se puso a vivir su vida berlinesa.
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Su vida berlinesa había cambiado radicalmente.
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Dejaban su vida berlinesa atrás porque a mamá le había salido "un trabajo muy bueno en Barcelona", decía tozuda.
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Había vuelto a la Miquelstrasse y a la Grunewaldstrasse, donde permaneció un buen rato, incrédula, como si su vida berlinesa nunca hubiese existido.
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No se hablaba del textil, sino de las ventajas e inconvenientes de la vida berlinesa, la conciencia judía, la buena cocina y la familia.
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En cambio, en Berlín se percibe una cierta asimilación general a la vida Berlinesa que se desarrolla de manera fácil, simple y sin pretensiones.