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La vieja criada se levantó al punto y se acercó al hogar.
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La vieja criada de casa Avellaneda estaba dominada por una continua preocupación.
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Cinco minutos después, en el balcón apareció de nuevo la vieja criada:
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Lo primero que tenía que hacer era llamar a la vieja criada.
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La vieja criada preparaba la comida para él y el matrimonio vecino.
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Empujó suavemente a la vieja criada y, en un tono más serio:
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La vieja criada entró llevando en una bandeja el desayuno de Xénie.
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Y la vieja criada, compadecida del peregrino, añadió a manera de disculpa.
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De vuelta a su casa, el escribano ordenó a su vieja criada:
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La vieja criada parecía conforme con las tragedias que deparaba la vida.
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Abrió la puerta una vieja criada que, al ver a Vertua, exclamó:
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Es Agathe, una nieta de Honorine, quien sustituye a la vieja criada.
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No quiso aceptar la cena servida por la vieja criada de Dick.
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La vieja criada se ríe como una cabra ante tan grotesca penuria.
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Por fin, los tramos rechinaron bajo el andar de la vieja criada.
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No le hacía en La Coruña -mesaludó Candelaria, la vieja criada.
