1
Todo el mundo reconoció la voz ronca e iracunda del viejo hacendado.
2
Muy bien, dijo el viejo hacendado, con su voz grave y ronca.
3
El viejo hacendado, que había tomado la palabra al principio, tornaba a hablar:
4
El viejo hacendado, entendiendo que la conversación era poco agradable para jóvenes, intervino:
5
Yo mismo la compré en subasta cuando murió el viejo hacendado.
6
Fui a hablar con un viejo hacendado que yo conocía.
7
Como sabía el interés que teníamos por ti, el viejo hacendado se ha aprovechado.
8
El viejo hacendado permitía que robaran la fruta de noche pero no de día.
9
Elena puso la mano en el brazo del viejo hacendado.
10
El viejo hacendado del norte del Valle del Cauca sale en remera negra y bermudas.
11
De hecho, el viejo hacendado había ordenado a un esclavo que los llevara a las dependencias.
12
En la Argentina no hay ninguna otra imagen del viejo hacendado del norte del Valle del Cauca.
13
Sabía que el viejo hacendado deseaba destruirme.
14
Solían llamar a mi padre "el viejo hacendado".
15
Era la gorda Marcelina, lavandera del viejo hacendado; ella se acercaba al árbol, porque había visto a Santiago.
16
Igual que un viejo hacendado contemplando su plantación: la de horas extra que había hecho para comprar esa casa.
