Estuvo unos tres meses; después, Jimmy se colocó en otro lado de yesista.

Barnizador, fabricante de tejas, herrero, sastre, yesista, decorador, tapicero, ilustrador de libros, cualquier cosa, pero no lo llame pintor.

Había trabajado a esas alturas, con veintiún años, limpiando cristales en la Casa de Cultura, como peón, yesista y escayolista.

Tras dejar la empresa de montajes y despedirse de sus compañeros, entre ellos Toro, Jimmy se había puesto a trabajar de yesista.

Mi séquito, los mosaiquistas, yesistas, pintores y demás, ya está esperando.