A un codo de profundidad topó con la zalea empapada de resina.

Había un aristócrata bajo su zalea de escuintle vulgar y callejero.

Belasia lo aguardaba tendida sobre una zalea, junto a la lumbre.

No más nos falta el cuerpo, la zalea, yo qué voy a saber.

Eran cinco o seis, con ojos dorados y ropa de zalea.

Se levantó, se quitó la zalea, tomó la azada y salió al camino.

Se cubría la cabeza, rapada con una esquiladora, con un gorro de zalea.

Sintió el penetrante olor de la zalea y un murmullo ajeno.

Despiojará a Egipto como despioja un pastor su zalea, y saldrá de allí victorioso.

Zumel preparó una zalea al otro lado del hogar y se tapó con el manto.

Robert aplicó la tinta aceitosa sobre la competición de letras con su brocha de zalea.

Espantada y sollozante cubría su desnudez con una zalea.

Lo acostaron sin quitarle la saya y lo arroparon con una zalea que les proporcionaron.

Cuando digo limpiarla es limpiarla: a ver, una zalea.

Había llevado una capa de paño, forrada con zalea, pero no la sacó del petate.

Palpó la zalea del lecho y la encontró fría.