Rob saltó al asiento, cogió la larga zurriaga que le ofrecía Tim, y gritó:

Eso significa que la embajada estará aquí mucho antes de que puedas enseñarme tu fusta y tu zurriaga a juego.

Se oyeron las voces matutinas de los pájaros, el mugido de las vacas, los restallidos sonoros y entrecortados de una zurriaga de pastor...

Los dos extremos de las zurriagas buscaron esta vez la tierna grieta de Laurita.

Estoy muy alegre por ella, comenta Zurriaga.

Los mozos estableros les montaron dando vueltas por el redondel, mientras restallaban las zurriagas y la ronca voz del subastador rechinaba velozmente.

En esto iba cuando en una gran zahúrda andaban mucho número de ánimas gimiendo y muchos diablos con látigos y zurriagas azotándolos.

Era de cuero color oscuro, con una fuerte asidera de la que pendían dos delgadas zurriagas de unos dos pies de largo.

Y no creas que he olvidado lo que me dijiste el otro día, que debería afinarme y dejar de andar con zurriagas de la calle.

-De eso me puedo alabar yo -dijo mi buen tío- entre cuantos manejan la zurriaga, que al que se me encomienda hago lo que debo.