Allí estaba la bibliotecaria de entonces, doña Julia García de Baud Naly.

Otro ministro de la colonia, el abogado Baud, envió camellos a Java.

Durante los últimos años, los Baud están enfrentados con Casino vía demandas legales.

Así, el ministro Baud decidió enviar burros a Java.

Era un muchacho alto y fornido aquel Julien Baud.

Entraron en el despacho de Tortu y de Julien Baud, que habían ido a almorzar.

Julien Baud le divertía, a lo mejor hasta hacía carrera como autor dramático aquel chico.

Tortu y el joven Baud debían de haberse quedado muy sorprendidos al encontrarla en su despacho.

Así quedó el camión y los autos que chocaron contra el camión de asistencia del francés Baud.

Baud negó con un movimiento de cabeza.

-Leruego que me disculpe... Es superior a mí -murmuróJulien Baud.

-Nolo sé... Tal vez Julien Baud... Aprecio a ese chico...

Y se precipitó hacia el despacho del fondo donde Julien Baud, con los ojos enrojecidos, le abrió la puerta.

Julien Baud descolgó el teléfono.

-¿Apreciaba a la señorita Vague como a Julien Baud?

Bueno, eso es lo que esperábamos... Nos salvó el que estaba a cargo de la ametralladora, se llamaba Claude Baud.