Vacié el sobre sobre la cómoda baja y examiné los sellos.

En un rincón, había una cómoda baja, hecha en finísima madera de secoya.

El violín, en su funda, descansaba encima de la cómoda baja.

De una cómoda baja saca ella dos vasitos baratos.

Después, se apartó y depositó el candelabro sobre la gran cómoda baja que estaba cerca del lecho.

Mientras lo observábamos, alzó la pala sobre su cabeza y tras avanzar hacia la ventana la estampó contra una cómoda baja.

Decidió apoyarse con las manos en la cómoda baja de cajones frente al escritorio donde estaba sentada, era lo más seguro.

Ella se encuentra de pie al lado de una cómoda baja con la cabeza inclinada y un trapo en la mano.

El dormitorio era pequeño, con el espacio justo para la cama, una mesilla de noche, una cómoda baja y una silla.

En el estrecho espacio había tres camas contra la pared del fondo y una cómoda baja y alargada contra la más cercana.

Viviría y moriría en los mismos túneles con esa cómoda baja gravedad, menos de un quinto de la que había en la Tierra.

El tubo del arcabuz produjo un chasquido cuando lo bajé para apoyarlo en una cómoda baja, y apunté hacia los postigos a oscuras.

Había dos vasos sin acabar de whisky escocés con soda, junto al botellín de soda, en la cómoda baja adosada a la pared.

A un lado vio la silla en la que descansaba la ropa del día, más allá una pequeña estantería, la cómoda baja, un espejo rectangular...