1
Y prometí un candelero de oro de mil días si se curaba.
2
Un alto candelero de oro se balanceó tocado por un codo y acabó cayendo.
3
Cuando llegue a mil compraré un candelero de oro para San Francisco de Asís.
4
Y luego, Padre, prometí a San Francisco el candelero de oro de los mil días.
5
Luego él comprará el candelero de oro y lo bendecirá, y el Pirata irá a la iglesia.
6
Un rayo de sol atravesó una ventana alta y se reflejó sobre el candelero de oro del tabernáculo.
7
Uno de los hijos de la Iglesia ha donado un candelero de oro a la gloria de San Francisco.
8
Y allí, delante de la estatua de San Francisco, había un hermoso candelero de oro en el que ardía una larga vela.
9
Lo primero que llamó la atención de Pam fue un ornamental candelero de oro que pendía del techo, ante un bonito altar.
10
El tesoro estaba destinado a la compra de un candelero de oro, y dicho objeto hipotético era propiedad de San Francisco de Asís.
11
Ante él, rodeado de siete candeleros de oro, estaba el Hijo del Hombre.
12
Bajaron por las escaleras de moqueta carmesí flanqueadas por candeleros de oro y cordones de terciopelo.
13
Juan escribe su revelación para las siete iglesias de Asia, simbolizadas por los siete candeleros de oro.
14
Siempre cuenta la historia de cómo se sumergió en el fuego para salvar los candeleros de oro del altar.
15
Candeleros de oro y cristal adornan las paredes tapizadas de satén amarillo que hace juego con los sofás dispuestos a sus pies.
16
El palacio estaba ya desierto: en la sala del convite permanecían ardiendo todavía las luces en candeleros de oro y los manjares humeando.