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Y en secreto, este agente recita sin voz alta: "... erbio... europio... fermio...".
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Allí la recibe el europio, que agita sus electrones, y estos saltan a niveles de energía superiores.
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Todo se debe a la química del europio, especialmente al movimiento de electrones dentro de sus átomos.
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Pese a este anonimato, los químicos saben que los tintes de europio están formados por dos partes.
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Para preparar la tinta, los químicos de las cecas europeas añaden iones de europio a un tinte fluorescente.
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Algunas mezclas de europio e itrio se emplean como fósforo sensible al rojo en los televisores de color, etcétera.
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Dado que el 95 se parecía al europio en la primera serie de tierras raras, lo denominaron "americio", por América.
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Pero en la lucha contra aquella, en toda la tabla periódica el europio ocupa un puesto de honor entre los metales más preciosos.
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Con los nombres de "disprosio", "erbio" y "europio", aquel último guijarro desapareció en la oscuridad, más allá del resplandor de un farol.
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Esa versatilidad es una pesadilla para los falsificadores y es lo que ha hecho del europio una estupenda herramienta para luchar contra la falsificación.
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Eso no ocurriría con átomos aislados de europio, pero en este caso la parte más voluminosa de la molécula amortigua la energía y la disipa.
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El hecho de haber utilizado europio "es simplemente una prueba de concepto", ha detallado el catedrático de la Universidad de Córdoba César Jiménez-Sanchidrián.
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El hecho de haber utilizado europio "es simplemente una prueba de concepto", explica en un comunicado el catedrático de la Universidad de Córdoba César Jiménez-Sanchidrián.
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Es muy frecuente entre nosotros, los europios.
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Tulio, Titanio, Uranio, Vanadio, Virginio, Zenón, Iterbio, Itrio, Circonio, por no hablar de Europio y Germanio...
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Habíase rodeado Eutropio de ambiciosos y aventureros que perseguían ante todo la satisfacción de sus apetitos personales y para ello se servían de Europio.