El incendio intencionado es un crimen que se define ordinariamente en la ley como el daño delictivo o la destrucción ilícita de alguna propiedad por medio del fuego. En casi todos los países a excepción de Gran Bretaña, un incendiario es culpable de homicidio si alguna persona muere como resultado de su acción, aun cuando el delincuente no haya tenido la intención de matar.