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Es la tierra de los kalash, un pequeño pueblo que vive en el Nuristán o Kafiristán.
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La separación religiosa es muy marcada: si un kalash se convierte al islam debe abandonar su pueblo.
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Pero pronto supe que las perdices tenían una nueva y peculiar utilidad para las mujeres kalash y hunzukut.
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En el pasado los musulmanes entablaron varias guerras contra los kalash, a menudo con el apoyo tácito de Inglaterra.
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Luego vi que bailaba también esta danza el otro kalash, el hombre que había perdido las campanillas de camello.
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La mayoría conocían a Kalash, pero no lo informaron de nada esencial.
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Con Silvestre viven sus dos hijos y el fiel militar Zacaria Kalash.
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Kalash dio un paso atrás y contempló la figura patética de Ntunzi.
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La voz de Kalash estaba alterada, las palabras parecían rasparle la garganta.
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Su fiel servidor, Zacaria Kalash, estuvo a su lado en todo momento.
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Ya era pleno día cuando Zacaria Kalash me despertó tirándome del codo.
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Afectado por la emoción, mi padre llamó a Kalash con una seña.
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Empecemos por cosas sencillas: ¿a que este almacén pertenece a Kalash?
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Kalash fue derecho hacia tu padre y lo saludó con un abrazo enérgico.
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Pero la voz de Kalash traslucía la tranquilidad del ansia consumada cuando profirió:
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El militar Kalash se interpuso, impidiendo el paso a nuestro padre.