1
Al no llevar yelmo, su pelo blanco caía suelto sobre su rostro pálido, que mostraba una sonrisa de satisfacción.
2
Brianna se había negado a llevar yelmo, pues había decidido que era importante que se la viera y distinguiera bien.
3
El hombre estaba casi calvo, se le había caído el pelo de llevar yelmo la mayor parte de su vida adulta.
4
Que Dios no me ayude, si deseo seguir viviendo sin él, o si vuelvo a llevar yelmo en la cabeza, pues lo hemos perdido.
5
Su cabello era tan corto que se erguía como la crin de un caballo recién recortada; la marca de un hombre acostumbrado a llevar yelmo.
6
No llevaba yelmo, quizá para que sus órdenes pudieran ser oídas claramente.
7
Las manos pálidas esgrimían espadas desnudas y llevaban yelmos en las cabezas.
8
Pero, siguiendo mis órdenes, ninguno de ellos lleva yelmo durante el vuelo.
9
Los caballos iban cubiertos con paramentos, los jinetes llevaban yelmos con cimeras.
10
Vestía cota de malla, pero no llevaba yelmo ni portaba escudo alguno.
11
Con cota de malla y espada al costado, no llevaba yelmo; tampoco escudo.
12
No llevaba yelmo; por consiguiente su rostro duro e inexpresivo estaba al descubierto.
13
La mayoría iba en camisa y ninguno llevaba yelmo ni peto.
14
Llevaban yelmos altos y picudos que dejaban sus rostros al descubierto.
15
Llevaba yelmo y coraza y en la mano un pesado látigo de oro.
16
Los cuatro miembros de los Granizo Negro llevaban yelmos y corazas.