La mujer dijo que seguramente sería un manx.

Asimismo se negó a calificar el estado actual de Manx de comatoso.

Tenía muy presente la carta de Manx y los males que auguraba.

Aunque era imposible imaginar a nadie que fuera el superior de Manx.

Manx soltó y al momento tiró una segunda vez, intentando pillarla desprevenida.

El señor Manx salvaba a los niños y Bing a las mamás.

Manx esperaba que el mundo girase al ritmo que mejor le convenía.

Manx, en cambio, miraba a Wayne con una suerte de perplejidad divertida.

No se parece mucho a los gatos de Manx que he visto.

Manx los castigaba a los dos sin importarle quién tuviera la culpa.

Manx frunció el ceño mientras masticaba articulando la mandíbula de forma exagerada.

Manx no volvió a hablar hasta que no hubieron terminado de cruzarlo.

Su voz era la voz de Manx, tan amplificaba que resultaba ensordecedora:

Manx era de los nuestros, y tú tenías que seguir sus pasos.

Manx estaba muerta y ni siquiera había podido acudir a su entierro.

Al principio no se creía que Manx se hubiera marchado de verdad.