Había imaginado un prado lleno de lápidas, como los que mostraban las películas.

El amor, pues, debía existir, tan puro como lo mostraban las películas de Disney.

En cambio Roma, capital del país, era igual a las ruinas que mostraban las películas de Hollywood.

Siempre le había fascinado el ritual del fusilamiento, como mostraban las películas históricas de su nutrida colección.

Eso necesitaba un soldado... o, por lo menos, así lo mostraban las películas sobre la segunda guerra mundial.

De pronto se dio cuenta de que la Duvall empezaba a vaciarse y se convertía en esos típicos barrios residenciales norteamericanos que mostraban las películas.