No parecía entender que el oteador se había ido precisamente a otear.

Todo eso lo sabía Jong: había hecho de oteador en dos ocasiones.

El oteador cetagandano apareció en la línea de visión del oteador barrayarés.

Ya había un oteador galopando cuesta arriba procedente del camino del este.

Quería que le dijera al oteador que pidiera hora a un veterinario.

Era uno de los bandidos, probablemente un oteador que marchaba por delante.

Entonces notó que el oteador le daba un golpecito en el codo.

El oteador entrecerró los ojos y se los protegió con la mano.

Pero, como había señalado el señor Morrison, soy oteador por naturaleza.

Él era como un oteador vigilante señalando siempre a la tierra.

Soy un oteador y debo llegar desde Algeciras a los reales.

Se acercó al oteador, que se apartó para cederle su puesto.

El oteador del monte seguía tendido en el suelo, escudriñando en la lejanía.

Necesito con vida a mis dos mejores mecánicos y mi oteador.

Usando términos vulgares, usted no es un oteador del espacio.

El oteador levantó una mano y saludó; el eco de su grito era indescifrable.