Además, a nosotros también nos conviene complacer los deseos del pachá Baram.

Pero esos tributos ¿constituyen una afirmación del vasallaje del pachá al sultán?

Para nosotras es un gran honor permanecer en las habitaciones del pachá.

Para Mustafá pachá, aquello era una oportunidad de rehabilitarse ante el sultán.

Cuando tuve el vino en la mano, sonreí como un pachá satisfecho.

Pero no me extraña que sea un basha.

Sin embargo, Basha hacía siempre lo que le daba la real gana.

Iba al burdel en que trabajaba Basha y también ésta le echaba.

Tal vez conozca a los Bolnadosky, Freddie y Basha, una encantadora rubia.

Sucedían cosas extrañas en las que intervenían Antek, Basha y su madre.

Las chicas estaban como en la casa de un pashá.

Yo conocía al alcalde de Luxor, un comerciante cordial que todavía gozaba del obsoleto título de pashá.

Su colega Valuev dice de él: "Es un khan, un pashá, un mandarín, todo lo que se quiera, pero no un ministro".

Ya estaba dispuesto a llamarle pashá (título obsoleto empleado en la ciudad para congraciarse) y excelencia (como si fuera una especie de embajador).

Una interrupción, donde se da cuenta de la cabeza andante de Aalí Pashá

Era, pues, evidente que los dos no cabían en el bajalato de Argel.

Durante algunos años Mehemet-Alí e Ibrahim estuvieron tranquilos en su bajalato.

A la capital de cada territorio se le denominaba bajalato, y al gobernador jalifiano se le llamaba bajá.

La tierra, integrada en el bajalato de Latakia, se le concedió como recompensa por servicios políticos prestados a la corte otomana.

Esperaba que sus amigos hubieran logrado al menos que no lo enviaran al exilio, y que le concedieran otro bajalato, lejos de Constantinopla.

Las ventanas de la casa de Paxá Kaur estaban tapadas con mantas.

-Ilirseñaló con la mano la casa amarilla de Paxá Kaur, en cuya puerta había varios gendarmes.

-Lahan encerrado en casa de Paxá Kaur y esperan a que llegue el día de sacarla.