Este vaso está cayendo ahora a una velocidad de dieciséis pies por segundo.

Su aceleración era de cuatro mil seiscientos pies por segundo.

Y solo admite velocidades de unos cuantos pies por segundo.

E impide velocidades superiores a pocos pies por segundo.

Con una sensación absoluta de inmovilidad has viajado verticalmente a once mil pies por segundo.

Lo adelanté a más de doscientos kilómetros por hora, es decir, 220 pies por segundo.

Solo que tienes que hacerlo en pies por segundo.

Incluso una bala del nueve, volando a mil pies por segundo, podía causar grandes estragos.

Frazee trata de recordar sus días de oficial de destructores: alrededor de diez pies por segundo.

Se introdujo en uno de los ascensores, subiendo a la velocidad de sesenta pies por segundo.

De modo que con esta reducción inicial de peso se elevaría a más de cien pies por segundo.

Segundos después, la explosión llegaba hasta ellos, apagada, a su velocidad de sonido de mil pies por segundo.

Alaridos de dolor y de espanto vibran por los aires a una velocidad de mil ciento pies por segundo.

Diseñado para descender a dieciocho pies por segundo, el proyectil cayó velozmente trescientos metros sin que el cabezal explotase.

Jamás un ascensor capaz de alcanzar una velocidad de cuatro pies por segundo tardó tanto en llegar a la planta baja.

La velocidad la tomaba en metros por segundo, al pasarla a la tabla de valores se hacía en pies por segundo.