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El gesto de fruncir el ceño era un estímulo aversivo aplicado a modo de reforzador negativo.
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Simplemente significa que si da resultado como reforzador negativo, técnicamente hablando también es un castigo cuando empieza a aplicarse.
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No debe confundirse con el reforzador negativo, aunque lo bien cierto es que en ambos casos el estímulo aversivo puede ser el mismo.
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Un reforzador negativo es cualquier acontecimiento o estímulo desagradable, independientemente de su intensidad, que el individuo puede parar o evitar modificando su comportamiento.
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Un reforzador negativo es cualquier cosa que, cuando deja de usarse, aumenta la probabilidad de que se produzca el comportamiento que hizo que desapareciera.
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Los reforzadores negativos son estímulos aversivos que pueden bloquearse o evitarse modificando el comportamiento.
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Pero estos son apropiados como castigos, no como reforzadores negativos.
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Los reforzadores negativos pueden ser benignos, como se ha expuesto anteriormente en el caso de la llama tímida.
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No obstante, dado que los reforzadores negativos son aversivos, algo que el sujeto desea evitar, cada uso supone un castigo.
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Como hemos visto en el capítulo 1, casi todo el adiestramiento tradicional de los animales consiste en el uso adaptado de reforzadores negativos.
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El aprendizaje puede realizarse utilizando únicamente reforzadores negativos, de hecho el adiestramiento tradicional de la mayoría de los animales domésticos se hace de ese modo.
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Dado que el sistema convencional de adiestramiento incluye los reforzadores negativos y las correcciones, los efectos resultantes son extremadamente obvios cuando te paras a buscarlos.
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Las crías de otras especies también aprenden con mayor facilidad mediante el reforzamiento positivo y les desconcierta o asusta el castigo y los reforzadores negativos.
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Lo mismo vale para los reforzadores negativos, también aquí hay primarios (valor directamente aversivo) y secundarios o condicionados (valor aversivo adquirido por condicionamiento).
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Pero incluso estímulos aversivos intensos, desde una humillación en público a una descarga eléctrica, pueden presentarse como reforzadores negativos al tiempo que suponen un castigo.