Era un hombrecito, un infeliz hombrecito de rostrodesmedrado; vestía una chaqueta de poco abrigo.
2
Y que el rostrodesmedrado y huesudo estaba alterado.
3
Si al cuerpo inmóvil y al rostrodesmedrado no los estremeciera por instantes un convulsivo temblor, hubiérase confundido con un cadáver solitario velado por fantasmas.