Era tremendamente gordo, un mar de sebo que apestaba a huevos podridos.

Cuando tenía cincuenta era tremendamente gordo, tenía papada y le daba lo mismo.

Era tremendamente gordo y llevaba un delantal mugriento que le cubría parte de la camiseta.

Se trataba de un enano tremendamente gordo, y su pelo aceitado ardía como una tea.

Detrás del flaquito, Kendra vio a un diablillo tremendamente gordo que salía como podía por la ventana.

Recordó al sujeto, un colaborador de Luca, un criollo tremendamente gordo, borracho y acosado por las preocupaciones.

Era de pequeña estatura, pero tremendamente gordo.

Estaba tremendamente gordo, y tenía entradas.

Y entonces, en medio de la oscuridad, surgió un conejillo de Indias tremendamente gordo, que me sonreía amistoso.

Casi al momento, la puerta se abrió y apareció un mayordomo alemán a la antigua usanza, tremendamente gordo, servil.

El hombre era tremendamente gordo.

Timmy está tremendamente gordo.

Dentro hay otro tremendamente gordo que parece estar sucio y que solo viste una camiseta interior de tirantas y calzoncillos.

Un hombre tremendamente gordo, que llevaba unos pantalones de pana muy sucios y un grasiento gorro de capitán de barco le cerró el paso.

Nunca lo hicieron notar… Yo era tremendamente gorda.

Hay unos luchadores tremendamente gordos.