Las convenciones ungena comerciantes con credenciales corrompidas e ideales engañosos.
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No sé qué óleos de penumbra ungena nuestra idea de nuestro cuerpo.
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De hecho, los sacerdotes ungena los enfermos no para prepararlos para morir sino para inyectarles salud.
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Pero cuando vuelvo a casa tengo que reconciliarme con la superstición popular y celebrar los ritos de purificación, mientras mis mujeres ungena los ídolos.
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¿Es posible, quizá, que la unjan con objeto de hacer que su interior funcione bien, lo mismo que ungena la maquinaria?