Significados de metomentodo em espanhol

Utiliza su trabajo como tapadera de los crímenes que cometió en Europa.

Ése es el problema de utilizar una agencia gubernamental para nuestra tapadera.

Con esa tapadera podemos dictar la frecuencia y duración de futuros contactos.

Y además tenemos identidades nuevas y una historia que utilizar de tapadera.

Nada de empresas tapadera, nada de enriquecerse a costa de inocentes asesinados.

Buddy era demasiado entrometido con el pasado y el presente de McCaleb.

Insertar personajes imaginarios en acontecimientos históricos es un asunto inquietante e entrometido.

Estados Unidos se había entrometido en los planes de conquista de Japón.

Se había entrometido en el camino que él se había propuesto seguir.

Pero no había un modo fácil de preguntárselo sin parecer demasiado entrometido.

Las mujeres públicas acogían las palabras del hablador con risotadas y diatribas.

No parece que fuese muy hablador, quizá por sus problemas de oído.

En dirección a Madrid, ninguno de los tres se mostró muy hablador.

La dependienta ha dicho que un buen hablador puede valer una fortuna.

Viéndose presentado al público, el hablador se aprestó a sermonear de nuevo.

Resultaba evidente que cualquier interés ulterior por mi parte hubiera resultado indiscreto.

Tened presente, no obstante, que no solicitado nada que pueda ser indiscreto.

No obstante, ha sido usted sumamente indiscreto al confiarse a un marinero.

El buscar al indiscreto era cuestión que debía dejarse para más tarde.

También inventó toda clase de situaciones para un programa de objetivo indiscreto.

Estuvo varias veces en bancarrota antes de lanzarse a trabajar de celestina.

Me hace tanta falta una celestina como otro puñetazo en la mandíbula.

Ni usted está desahuciado ni yo he nacido para hacer de celestina.

Es una moral un tanto lacayuna, de celestina o de corista retirada.

Espera que el navarro no actúe de celestina entre ella y Virus.

No obstante, no era una cotilla, los rumores no le importaban especialmente.

De lo contrario, me temo que te convertirás en un cotilla desvergonzado.

Bosch adoptó un tono desenfadado y cotilla cuando planteó la siguiente pregunta.

La cotilla número uno del barrio resultaba demasiado lista para su tranquilidad.

Espero que no haya ido ningún lugareño cotilla a ver qué pasaba.

Poco después, Marco la maldice con fuertes palabras, llamándola fisgona o entrometida.

Esperaba que no estuviera a punto de despedirme por ser una entrometida.

Podía hacerse discretamente y no bajo la mirada entrometida de los vecinos.

Pero ignorabas aún que la Condesa también estaba entrometida en el fraude.

Creo que su obligación habría sido expulsarme como a una hereje entrometida.

Aspiraciones de la comadre en materia de gobierno: Uno que dé palos.

Y tal vez una comadre, dándola de escéptica, formulaba su voto particular:

Yo también bebo para encontrar en la botella una comadre de batalla.

Eso no hizo sino irritar y humillar todavía más a la comadre.

Pero ¿para qué apenar a la comadre, además de birlarle los cobres?

Por desgracia, Graciela Ravinet es demasiado chismosa como para guardar un secreto.

Y que no era chismosa; al menos a expensas de mis clientas.

Hubiera sido suficiente un viajero casual con una lengua un tanto chismosa.

Edith, por ejemplo, habría quedado atónita si alguien la acusara de chismosa.

No tenía ganas de dar explicaciones y menos aún a una chismosa.

Siempre existía la posibilidad de que un vecino fisgón lo viera allí.

Para tener éxito me parece que hay que ser un poco fisgón.

De lo contrario, el fisgón se habría ido nada más marcharse Kalenda.

La presencia del fisgón era tan palmaria como una tarjeta de visita.

No lo miraba directamente, pero algo en su comportamiento delataba al fisgón.

Y así seguiremos hasta que se reforme esta legislación permisiva y alcahueta.

Me gustaría saber únicamente por qué me toman todos por una alcahueta.

El método del descenso a la Primera B es más alcahueta todavía.

Esta misma tarde, ordenaré que traigan a esa alcahueta a mi presencia.

Fue vendido a una alcahueta, cuyos clientes, en su mayoría, eran clérigos.

Marco Augusto Quiroa es el cuentista más importante del siglo XX guatemalteco.

José Enrique García afirma que nadie lo ha podido superar como cuentista.

De Carlos Wyld Ospina se muestra apartado especial como novelista y cuentista.

Seis extraordinarios relatos de la mejor cuentista de la literatura española actual.

Tampoco Oscar Wilde, que fue un excelente cuentista, tenía un lenguaje dramático.

El chismoso señor Grote le decía: La cosa está clara, amigo Matías.

Pero no soy ningún chismoso, así que no hablemos más del asunto.

Se ha descrito que el chismoso puede saber poco de su víctima.

Ohn le habría dicho más que eso, pues era un chismoso incorregible.

Le preguntó si había dicho lo que el periodista chismoso le atribuía.

El alcahuete le apartó de un empujón y retrocedió, girando en círculo.

Pues bien, querida, me niego a ser el alcahuete de tus satisfacciones.

Trataba de zafarse para ir donde el alcahuete tendido en el suelo.

Estoy convencido de que Hornero Hemingway me habría llamado alcahuete de hojalata.

No sabía que te gustara hacer de alcahuete en tus ratos libres.

Se convirtió en un perfecto urbanita, en un correveidile, en un buscavidas.

No veo por qué tendría que hacer de correveidile de la tía.

Tras breve correveidile, Vidas nos comunica que el último es miliciano.

Ese correveidile que te acompaña seguro que ya te ha anunciado quién soy.

Así podrá aquilatar todavía más su bien acreditada fama de correveidile.

La opacidad encubridora solo conduce a niveles de confrontación que no necesitamos.

El Ministerio Fiscal pide dos años de cárcel para su supuesta encubridora.

El fiscal pedía doce años y un día de prisión por encubridora.

Kumiko está acusada de ser ser partícipe de los abusos y encubridora.

Eran cómplices de una banda encubridora de la locura y la perversión.

No hace falta aclarar que no podemos progresar sin nuestro intelecto entremetido.

Pensarían que era un entremetido; más aún, lo tildarían de mirón degenerado.

Tienes que entender, amigo, que os habéis entremetido demasiado en mi vida.

Lamento haberme entremetido; ojalá le hubiese abandonado a la misma suerte.

Esos enanos se han entremetido en el destino del imperio, y deben pagarlo.

Estaba convencido de que Mar-Yanah había sido secuestrada por mi enemigo murmurador.

Posiblemente mi enemigo murmurador sabía ya dónde estaba yo y qué hacía.

Su esposa atravesó el gentío murmurador y se agachó junto a él.

Hasta figura un arroyuelo murmurador que yo no recuerdo haber visto ni oído.

Y fue a mezclarse con el grupo murmurador de los habitantes.

Sobre la mesa murmuradora continuaban las carpetas y aquellos papeles, tan familiares.

No oíamos a la pradera murmuradora, cuyo susurro se había hecho silencio.

Además, pero esto es algo profano, era charlatana, murmuradora, caprichosa y gastadora.

Desde luego, rumores y habladurías, así es la gente, miedosa y murmuradora.

Es una izquierda murmuradora y retobona, que piensa poco y discute mucho.

No tenía ninguna intención de volver a hablar con aquel viejo cizañero.

La treta del anciano cizañero me había impedido contar los ¡dups!

Ojalá lo haga y este anciano cizañero quede fastidiado", pensaba para mí.

Sharok quedaría entonces, no solo como un juez de instrucción malo, sino también cizañero.

Prestaban oídos a un cizañero al que yo conocía bien.

De las calles cercanas ascendía un rumor persistente, rumorcillo parlero, juguetón, perezoso.

Así iba charlando la vieja, como un pájaro parlero que se duerme.

Únicamente con Cloe o pensando en Cloe volvía a ser parlero.

Partía la palabra y el humo en el corro parlero.

También Atto percibió el parlero vocerío de las aves, y me preguntó el porqué.

De ahí la importancia que insospe­chadamente adquieren en política los trotaconventos.

El amigo anduvo hecho un trotaconventos sin encontrar fraile que se

Va a resultar que esa trotaconventos entró volando por los aires.

Una vieja trotaconventos y tenida en reputación de facedora de

Ríen solo los usureros, los caciques, los sanchopanzas, las trotaconventos y las celestinas de Castilla.

No era lo que podía llamarse un cuentón.

No había para dónde hacerse y: ¡un cuentón!

Platos rotos, cubiertos mellados, servilletas rotas... todo iba a la cuenta, al cuentón que se trasladaría al Honorable Comité, para que lo pagara.

Además, ella no simpatizaba con el guacamayo metijón-

Con un dependiente metijón de por medio, ellos dos entablaron conversación con motivo de tan extraordinaria cámara.

Más solemnes y menos metijones.