1En mi sangre mozárabe envidio a los que acarician a la almea.
2La almea de luz agitaba su cabellera por encima del palmeral.
3Una almea, como dicen los turcos.
4Las monjas les habían lavado la cara y les habían aplicado bálsamo de almea allí donde había quemaduras profundas.
5Entre los peregrinos del Ramadán hay una bailarina -unaalmea de Almería-que baila o canta según los cuartos de la luna.
6Pues solo las almeas salen por la noche vestidas con tanto esplendor.
7Almea empezó a llamar a los invitados que ocuparían los sitios de honor.
8Pero ya lo sabía Almea y no tardaría en saberlo todo el mundo.
9Y las almeas (bailarinas de Almería) habían bailado en Bizancio muchas veces.
10Almea impuso silencio y un escriba se adelantó hasta el estrado de la patesi.
11En la puerta asomó Almea, el intendente de palacio:
12La dama que acompañaba a Asurnimeli se llamaba Innania y era la esposa de Almea.
13Almea se acercó a la señora, coincidiendo que hacía lo propio Akkados para deslizarle al oído:
14Paulatinamente se fue haciendo el silencio, pues a una indicación de Almea intervino el eunuco mayor.
15Quizás el ayudante que tuvo el bienquisto Almea.
16Almea explicó que el mayordomo se había encerrado en sus habitaciones sin fuerza para afrontar la situación.