El caso es que, con la guasa imaginable, acogió quien le tocó en suerte su hábito turquesco.
2
Había sido el gran visir turquesco, Kara Mustafá Bajá, quien decidió el ataque a la capital imperial.
3
Como ya he dicho, su alta estatura y el inconfundible turbante turquesco lo volvían reconocible aun desde lejos.
4
Después, Colón hizo traer un arco turquesco y unas flechas e hizo tirar sobre un blanco a un hombre de su compañía.
5
La más joven sabía alargar los ojos con el kohl, a la usanza turquesca.
6
Formas inesperadas en aquel sitio de resonancias turquescas.
7
Custodiado por las grandes torres turquescas colocadas en las cuatro esquinas, se abría un maravilloso jardín mediterráneo.
8
Describía el desorden y la fuga de las naves cristianas al presentarse de improviso la armada turquesca.
9
Iban con la determinación de sacar de la barrera a la armada turquesca, si es que aún la encontraban en puerto.
10
Me costaba pensar que bajo los turbantes turquescos, signo distintivo de los temibles secuaces de Mahoma, se ocultasen más europeos que turcos.
11
Tal fue el primer miedo, el horror natural en cualquier persona a verse despellejada o atormentada de espantosísima manera por los turquescos.
12
Ardzrouni ofreció lo mejor de la cocina armenia y turquesca, incluidas ciertas pastitas dulcísimas que dieron la sensación a los invitados de ahogarse en miel.