En cuanto al primero, al igual que el zangandungo, era un tipo inexperto y manazas, sujeto vil y parapoco, de cuerpo ancho, rechoncho y retaco.
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Pues a llenar la bartola, con esos dos zangandungos".
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Algunos zangandungos andan con las manos desolladas en sangre, como damiselas de corte, que aunque rufianes, debían cuidar la piel por sales para los naipes.