Hasta las políticas anticíclicas positivas pierden sentido en este dedal de contradicciones.

Junto a ellos, una lámpara de papel del tamaño de un dedal.

Grenverga le mostró el objeto, el dedal, y le preguntó qué era.

El esforzado guía turístico de otros tiempos no daba puntada sin dedal.

Cuando alcanzó el tamaño de un dedal, gimió con voz patéticamente aguda:

Intentó seguir cosiendo pero se pinchó un dedo a pesar del dedal.

Nos cerró las manos alrededor del dedal, con fuerza, y se fue.

Era un dedal y en el mismo peldaño había derramados algunos alfileres.

Le aseguré que no buscaba dinero, pero le pregunté por el dedal.

Recé para que él hubiera encontrado el dedal y lo hubiera guardado.

Rahé vio entonces cómo ella le colocaba el dedal sobre el glande.

Entonces entendí que aquel dedal, pese a su pequeñez, escondía alguna historia-

Al fin encontró uno y, acercándolo al dedal, se encaramó a él.

He aquí a lo que Claudio Marteau llamaba un dedal de vitriolo.

Se estremeció al ver en una mesita un dedal y unas tijeras.

Una merienda consistía en un dedal de yogur líquido y nada más.