Solo he resuelto el caso de un insomne terrible que me decía:

Solo oía el ruido de la resaca, el movimiento insomne del mar.

Dos horas más tarde, continuaba insomne y el agua se había acabado.

Esa inquietud insomne radicalizó en León, creo, una capacidad desmesurada de lectura.

O mejor dicho, lo que oía un insomne cuando los demás dormían.

Intentar contarlo es como intentar contar el transcurso de una noche insomne.

Comprendí lo que había sucedido y el sobresalto me dejó absolutamente insomne.

Me desperté un tanto irritado tras haber pasado la noche prácticamente insomne.

Y durante esa hora insomne se sintió más viuda que de costumbre.

Anticipaba infinitamente el proceso, desde el insomne amanecer hasta la misteriosa descarga.

Al instante apareció a su lado otro insomne, con las mismas intenciones.

Era insomne y a menudo se quedaba levantado hasta después del amanecer.

La voz al otro extremo de la línea llegó presta e insomne.

Tablillas de arcilla cocidas al fuego insomne de los hornos de Oriente.

Por desgracia, la dexedrina, tras dejarme insomne, me había arrebatado el apetito.

Precisamente ese temor era el que le tenía insomne todas las noches.