Unas veces usaba el persa, otras la coiné y su interlocutor trataba de ayudarle proponiendo los términos apropiados.
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Tú hablas la coiné, Aníbal también.
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Pero dijo volviendo a emplear la coiné me gustaría que os quedarais a pasar esta noche en mi finca.
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A bordo se empleaban muchas lenguas distintas, pero la mayor parte del tiempo se hablaba la coiné helénica, que todos dominaban.
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Su lengua revela claramente el paso a la "coiné", la oficial lengua unificada -yen cierto modo literaria y artificial- del helenismo alejandrino.
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En cambio, el tipo de texto era el mismo y también estaba escrito en griegokoiné.
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Fíjese bien, está escrito en griegokoiné.
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El texto era similar, griegokoiné.
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El hombre hablaba pulidamente la lengua griegakoiné, habitual en las tierras del viejo imperio alejandrino.
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La civilización del mundo griegohelenístico
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Un lema frecuentemente repetido figuraba en una especie de griegohelenístico hebraizado, y recordaba las más terribles evocaciones al demonio de la decadencia alejandrina:
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Algunos griegoshelenísticos comenzaron a darse cuenta, a finales del siglo, de lo que podía avecinarse.
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Pronto, los conquistadores romanos del mundo mediterráneo adoptaron las comodidades materiales que disfrutaban los griegoshelenísticos en Siria y Egipto.
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La niña, al oír las palabras en koiné, las repitió en ese idioma.
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Porque tal koiné se diversifica en capas, según el eje de la jerarquía social.
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Aragoneses y leoneses adoptaron el castellano como una lengua de relación, como una koiné.
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Su amigo había conseguido que aprendiera a leer y a hablar la koiné dignamente.
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Hablaba con fluidez griego, koiné, persa, árabe y egipcio.
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En cambio, el tipo de texto era el mismo y también estaba escrito en griego koiné.
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El hombre hablaba pulidamente la lengua griega koiné, habitual en las tierras del viejo imperio alejandrino.
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Fíjese bien, está escrito en griego koiné.
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El texto parece griego antiguo, koiné.
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El texto era similar, griego koiné.
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La leyenda, en koiné (griego internacional), me conmovió.
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Y al abordarme, aquella frágil figura, adelantando una cordial sonrisa, con voz gruesa, preguntó en un impecable koiné:
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Buena suerte con la koiné.
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Al pie de los boquetes -entres de las piedras-aparecían otras tantas inscripciones, grabadas en arameo y koiné.
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El hombre, de tez clara y pelo oscuro, no hablaba bien koiné, pero lo suficiente para que se entendieran.
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Su principal utilidad fue la de haberse convertido en koiné o lengua común a todas las minorías cultas de Europa.