Jeremías repasó todos los temas que fueron un éxito nacional e internacional.
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Sencillamente, Jeremías tuvo la desgracia de aparecer con sus teorías demasiado pronto.
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Según afirman algunas tradiciones, es posible que incluso fuese discípulo de Jeremías.
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Jeremías temía solamente que sus soldados diesen motivos para cualquier agitación política.
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Es posible que Jeremías pensase en todo esto en los siguientes versículos:
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Por ejemplo, mientras se sirve el asado, podemos comentar en tono quejumbroso:
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Fue su quejumbroso lamento lo que finalmente obligó a Mike a actuar.
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Al principio se le veía quejumbroso y caprichoso; después, silencioso y abatido.
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Elene percibió cierto tono quejumbroso en su propia voz, y lo aborreció.
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Ansioso y quejumbroso, la respuesta electrónica no fue lo que ella esperaba.
1
Un enorme corazón doliente; Manos retorcidas; y silencio; y una larga desesperación.
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Aquellas palabras produjeron un efecto casi electrizante en el doliente Dr. Kronski.
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Expresamos nuestras condolencias y nuestro sentimiento de solidaridad a la familia doliente.
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No pensemos que es rebajar nuestra dignidad atender a la humanidad doliente.
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Pero la voz, doliente y tierna, decía otra cosa que las palabras.
1
No soy un quejica: esto es una simple exposición de los hechos.
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Por desgracia, yo no me convertí en una simplona quejica y pegajosa.
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Últimamente Marion se había convertido en algo parecido a una quejica precoz.
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Bueno, pues escuchemos a la quejica y acabemos con esto cuanto antes.
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Después de una tarde con Louisa tan quejica, te lo has ganado.
1
Limpiar Estocolmo era más importante que las objeciones de un yonqui llorica.
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La entrevista producía cierta desilusión: la viuda no era una mujer llorica.
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Un llorica lastimoso y cobarde, era totalmente irrelevante que viviera o no.
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Cuando se quedó embarazada de Leo se había convertido en una llorica.
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Esas féminas me estaban convirtiendo en un llorica, un gallina, una nenaza.
1
No, lo haré menos lagrimoso, pero manteniendo el manido discurso sobre la muerte.
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Miró con curiosidad a los frailes, con su único ojo lagrimoso y brillante.
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Melissa miraba fijamente a Kat, un ojo azul, el otro rojo y lagrimoso.
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Strangyeard lo miró con su ojo descubierto, enrojecido y lagrimoso.
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Lo dice en tono lagrimoso, tal vez porque es la cerveza número diez que ha bebido.
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Un murmullo lagrimoso emergió del otro lado.
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Horace evocó el rostro lagrimoso de Adam.
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La señora Meyer le lanzó una mirada de asombro y se secó el ojo lagrimoso con un pañuelo.
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Sin el estorboso, el lagrimoso amor.
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Su proposición había venido seguida de un lagrimoso "sí" de sus labios que apenas alcanzó a oír.
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Y Azaña, con aire lagrimoso:
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El amor pendejo, el ciego, el sordo, el necio, el ridículo, el despilfarrador, el reincidente, el incorregible, el lagrimoso.
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Pero este final de frase desafortunado provocó a las mujeres tal ataque lagrimoso de hilaridad que nunca llegó una respuesta.
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El día amaneció lagrimoso.
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No verás un semblante triste y lagrimoso como temes, sino al contrario, una sonrisa y una alegría que desarrugarán tu frente.
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Blackthorne solo podía captar algunas palabras, pero percibía el tono razonable y suplicante de ella, no abyecto o gemebundo o lagrimoso, sino lleno de serenidad.