Además las escasas plantas que habían conseguido arraigar presentaban un aspecto marchito.

Era difícil de entender que nadie quisiera relacionarse con aquel ser marchito.

Tiene ese aspecto marchito que a menudo veo entre las turistas ricas.

De allí en adelante el Norte fue para mí poluto y marchito.

No habría cumplido aún veinte años, y su rostro estaba ya marchito.

Sino una gorda piltrafa humana; un globo fláccido, marchito y muy pálido.

De cada tres pinos aparecía en aquella parte uno marchito y moribundo.

Su recién adquirido gusto por la batalla empequeñeció como un recuerdo marchito.

Habían cruzado los montículos y llegado a una especie de valle marchito.

Sumner estaba marchito y ceniciento por todo el peso que había perdido.

Me sentía como un pozo de deseo, un ser ávido y marchito.

He visto mi rostro marchito dentro de dos mil años y más.

Solo queda un lirio marchito a la orilla de un arroyo seco.

Tanto sentimiento silenciado no cabe ya en este cuerpo marchito y cansado.

Desde el musgo ahora marchito se lanzó hacia el unicornio y Barbara.

Poco a poco la nostalgia de aquel marchito corazón extranjero quedaba satisfecha.