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La nieve se derretiría, los ríos se desbordarían, los árboles volverían a verdecer.
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Cuando llegaron a Idaho, el paisaje empezó a verdecer, haciendo olvidar el desierto que dejaban atrás.
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Ah, pensé, el verdecer: entonces aún estoy vivo, lo de estar muerto solo lo he soñado.
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Más aún, ansiamos el verdecer de la galaxia, crear zarcillos que lleguen a galaxias cercanas, supercuerdas de vida.
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El que nos hizo verdecer
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Hoy es mi mujer, la salvaré como ella me salvó a mí y haremos verdecer la tierra que nos acoja.
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Salimos al patio, rodeamos la casa y caminamos por la orilla de un campo de cereales que empezaban a verdecer.
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El bosque no mostraba todavía señales de verdecer; pero se había vuelto de un pardo centelleante y los troncos de las hayas parecían plateados.
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Feliz entre tanta desolación, ante tanta muerte, entre tanta nada, entre tanto silencio, entre tanto asfalto caliente, entre tanta rama que empezaba a verdecer.
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El terreno helado sufría los azotes continuos del viento y el peso de la nieve, hasta dar la impresión de que jamás volvería a verdecer.
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Algunos parece que busquen a tientas, de forma espontánea, algo parecido al Verdecer.
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Verdecerían las hojas de las sabinas junto a los suaves sauces inclinados sobre las aguas.
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Aún descoloridos, esos puntos verdecerían pasadas unas semanas y serían el preludio de las hojas venideras.
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Luego, en el otro extremo, está el Verdecer, la idea de que deberíamos esforzarnos por devolver a los humanos a su estado salvaje.
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"¡La palma de tu felicidad verdecerá!", decían ambas con una sonrisa; desperté, el día brillaba sobre mí.
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Tal vez iniciemos una oleada de vida que se propagará sin cesar de un cometa a otro hasta conseguir que toda la galaxia verdezca.