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Con la ayuda de un flexómetro observó el espacio mínimo entre asientos, el ancho del corredor y la altura del primer escalón.
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Lo más chistoso es que cuando queríamos medir la original no había un flexómetro en mi casa, así que la medimos con papel higiénico.
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Flexómetro en mano, midió distancias y alturas; con lápiz y papel dibujó croquis y tomó notas; sin desatender al invitado, tomó las decisiones más acertadas.