A los campesinos que tenían vacas les rogábamos que nos dieran leche.

Las últimas fuerzas se nos habían agotado y rogábamos ser fusilados allí mismo.

Los adultos le rogábamos a Dios que nos librara del Tinieblo.

Nos quejábamos, maldecíamos y rogábamos que nos llegara el agua.

Las contaba porque eran parte de nuestra herencia y porque nosotros le rogábamos oírlas.

Al principio simplemente rogábamos, presentándonos como huérfanos a la puerta, hambrientos, sin cobijo, indefensos.

Confiábamos y rogábamos poder verte, y aquí estás, en persona.

Todos rogábamos porque fuese viral, pero el examen es concluyente.

Aburridos, mirábamos las estrellas y rogábamos q'el Advenimiento ocurriera ya.

Pedíamos a Dios que quisiera hacer buen uso de nosotros, y le rogábamos su perdón.

Cada vez que le rogábamos que parase, comía más.

Volvió y se puso a trabajar, pese a que le rogábamos que no hiciera demasiados esfuerzos.

Nosotras rogábamos que no se llevara a Juana.

Nosotros llorábamos y le rogábamos a papá que se detuviera, pero él no nos hizo caso.

En medio de esa desolación Sasha descubría mínimos caseríos, donde rogábamos la hospitalidad que nunca era negada.

Nosotros rogábamos encarecidamente por su exterminio habida cuenta de que jamás habíamos conocido a un solo judío.