Significados de farolear en español

Hoy puede alardear de una diversidad étnica abrumadora exenta de tensiones sociales.

Espero poder alardear de ello como de una especie de récord mundial.

Ningún sector podía ya alardear de haber hecho campañas transparentes y legales.

Era evidente que Laura Stafford había oído alardear a no pocos clientes.

Eso es lo único de lo que podemos alardear en este momento.

Es decir, que no tiene motivos para jactarse de una razón práctica.

Debo decir que ustedes tampoco pueden jactarse de haber actuado tan bien.

No obstante, nadie puede jactarse de tener la corrección política para siempre.

Pero unas pocas frases modernas le han llevado a jactarse de ello.

Estaba segura de que Jo había regresado para jactarse de su éxito.

Tampoco llevaba la barba que solían ostentar los miembros de la Religión.

Creen ostentar el poder absoluto y la autoridad suprema sobre los demás.

Con ella, el Centro de Comercio Mundial volverá a ostentar el título.

Mal que me pese, hasta cierto punto ostentar poder alimenta mi orgullo.

Entregarle Qurtuba a cambio de ostentar la corona en el nuevo tiempo.

Narraron su hazaña con pocas palabras: ni siquiera encontraban fuerzas para fanfarronear.

Tal vez el Cazador quisiera fanfarronear y dejase escapar algún dato importante.

No les interesa fanfarronear ni impresionar a quienes trabajan en el caso.

El asturiano, grandón, toca la fanfarria al fanfarronear; pero sabe muchas cosas.

Dejémoslos fumar, charlar y fanfarronear, pues por ahora no nos hacen falta.

Uno con éxito bien puede pavonearse; un perseguido célebre es un gallito.

Así como estaban las cosas, se había ganado el derecho a pavonearse.

En la lucha real no hay tiempo para detenerse, posar y pavonearse.

Henry Fremont aprovechó la ocasión para recuperar la voz cantante y pavonearse.

Antes de perder la conciencia, tuvo tiempo de pavonearse de su hazaña:

Y no tiene demasiadas ocasiones para vanagloriarse de ello ante una extranjera.

Ya es algo familiar, y pocos grupos pueden vanagloriarse de semejante cosa.

Pensad que muchas escriben por gusto y no para vanagloriarse con ello.

En realidad, eran muy contados los que pudiesen vanagloriarse de haberle ganado.

Ninguno de los caballeros estaba seguro de si debían o no vanagloriarse.

Nadie traicionaba a Madshaka y vivía mucho tiempo para ufanarse de ello.

Tras ufanarse él de nuevas y falsas conquistas eróticas, ella comentó, exasperada:

Y a fe que razón han tenido en ufanarse de sus cuadros.

Todavía nadie podía ufanarse de haberle ganado dos partidas seguidas, menos Clost.

Nadie podía ufanarse de lanzar a un ser humano por un balcón.

En cuanto a su modo de vivir, ¿quién podría alabarse de conocerlo?

Inútil alabarse de sus hechos, que a ella le son totalmente indiferentes.

Cerca de mí, dos mujeres se dedicaban a alabarse mutuamente la indumentaria.

Escucharon lo que conversaban y hallaron que todo era jactarse y alabarse.

Pocos montepíos podían alabarse de ser tan ricos como el de Aviñón.

Nadie puede gloriarse de haber irritado a la nobleza tanto como yo.

Si es fuerza gloriarse, en lo que es de mi flaqueza me gloriaré.

No recuerdo ahora si la Residencia acuñó algún político republicano del que pueda gloriarse.

Viviendo en Avilés hasta entonces a nadie había oído gloriarse de esta grosera ventaja.

Si es menester gloriarse, aunque no conviene, vendré a las visiones y revelaciones del Señor.

Ningún príncipe, ni por cierto ningún inglés, puede preciarse de poseer semejante alhaja.

Toda persona culta que se precie debe mostrar educación en la mesa.

Ningún objeto, en fin, que se precie de contemporáneo es solo objeto.

Todo país que se precie de ser responsable empieza por ser transparente.

Una moneda para que se precie de tal, cumple tres funciones esenciales.

Tampoco debe engreírse de sus excelencias como si las demás fueran despreciables.

Recibió el honor gravemente y sin engreírse, como si le fuera debido.

La superioridad enseña cabalmente a no engreírse con lauros y a no rebelarse contra injusticias.

Y así nadie podrá engreírse frente a Dios.

No es solo engreírse en la alegría de los aplausos, sino disfrutar la paz satisfecha del anonimato.

Una compleja cabeza fue añadida a la alargadera que lanzaba los cables.

Treinta metros por detrás de él, la alargadera se sale del enchufe.

El extremo del enchufe de la alargadera aún asomaba del túnel.

Aunque admito que si tuviera una alargadera habría hecho el experimento.

El cable de la alargadera seguía atrapado en el túnel.

Se irían, ellas solitas, de la lengua por su deseo de fachendear, por su prodigiosa estulticia.

Podía fachendear lo que le diera la gana, permitirse el lujo de vivir en el sitio que le subiera a las narices.

Si Gemma se hubiese conducido de otro modo, ¿quién puede asegurar que Sanin no hubiese cedido a la tentación de fachendear un poco?

Fachendeando, el hombre de armas sacó una de sus monedas de plata para comprar una enorme jarra de aguamiel.

Fachendeaba en su presencia.

Esto lo he dicho por sus fieros y bravear.

Pero me agradaba bravear delante de la monja risueña.

Entonces Mendoza empezó a bravear:

El jeep seguía braveando con sus orines y alguna cantimplora de agua.

No hagas caso, Grillo; estoy braveando para aprender a ser cortesano.

No precisaron disfrazarse de otros ni dragonear de recién venidos, para escribir.

Eso era como llevar una muchacha al carquis, para dragonear con ella.

Alfaban sus senos, dragoneando por la ciudad de barro, con estridor de mandatos y amenazas.

El practicante de medicina dragonea de médico y da conferencias sobre el "venerado tema venéreo".

Dragoneaba furtivamente con mayor o menor lujo de palabras rebuscadas, y adquirió una novia en forma, con madre, hermanas y una casa que él visitaba.

A los que gustan de gallardear y dárselas de guapos.

Pero a nadie en el globo terráqueo más que a mí se le ocurriría alquilarlo para dar un paseo de recreo y gallardear de jinete.

Su pensamiento se gallardeaba en aquella dulce libertad, recreándose con sus propias ideas.

Las telas de colores brillantes cantaban y gallardeaban con la brisa.

En las capitales gallardeaba con su figura esbelta y sus dientes de caballo.