Hace de postres un rosario cuyas cuentas de pintada paja encubren delicada rapadura.

Ande, ande, ande Gofio y rapadura Estos que gobiernan Fuertes caraduras.

Ni de día ni de noche no vendía ni una rapadura.

Añádale la rapadura y la canela, y si desea agréguele media taza de azúcar.

La rapadura olía a melaza y atraía a las abejas.

Comenzó, pues, á hacérsela, y á cada rapadura quería que se lavase las manos.

Otra rapadura recorrió como un relámpago de plata el cristal que cubría la fotografía.

Su existencia se alimentaba de esa remota esperanza, negra y dulce como la rapadura.

Comerciaba bacalao, arroz, frejol, azúcar, pimienta, rapadura, paños, alcohol y lo que le encargaran.

Junto a él, amontonados cuidadosamente sobre una roca, había un montón de trozos de rapadura.

Vinieron muchos hombres desde varias estancias, con el pretexto de comprar rapadura, ticholo, dulces y tabaco.

Lo reanimó con un tazón de leche y unos bocados de rapadura que el niño paladeó.

Rieguitos de llanto le corrían, como agua de rapadura, por los cachetes sucios de tierra de caminos.

La más conocida y popular golosina palmera es la rapadura, elaborada con miel de caña y gofio.

Le di el último trocito de rapadura.

El amigo le ofreció a Isidoro un trozo de rapadura, pero el francesito rechazó el azúcar brasileiro.